Luc 13:6
Parábola de la higuera estéril[c]
Dijo también esta parábola: «Un hombre tenía una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella y no lo halló.[d]
Luc 13:7 Y dijo al viñador: “Ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera y no lo hallo. ¡Córtala! ¿Para qué inutilizar también la tierra?”.
Luc 13:8 Él entonces, respondiendo, le dijo: “Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella y la abone.
Luc 13:9 Si da fruto, bien; y si no, la cortarás después”».
La parábola de la higuera estéril, como se presenta en Lucas 13:6-9, ilustra varias lecciones importantes, tanto en el contexto espiritual como moral. Aquí hay algunos puntos clave que se pueden considerar al reflexionar sobre esta parábola:
- Paciencia y Misericordia: El viñador muestra paciencia al pedir que la higuera se deje un año más. Esto puede verse como un símbolo de la misericordia y la gracia de Dios, que da tiempo para que las personas se arrepientan y produzcan frutos en sus vidas.
- La Expectativa de Fruto: La historia enfatiza que Dios espera que su pueblo produzca frutos, es decir, que los creyentes vivan de manera que refleje su carácter y enseñanzas. La ausencia de fruto representa una falta de respuesta a la gracia y a la oportunidad de crecer y cambiar.
- Consecuencia de la Infructuosidad: Al final de la parábola, se establece que si la higuera no produce fruto después de recibir atención y cuidado, será cortada. Esto puede interpretarse como un aviso sobre las consecuencias del no arrepentimiento y la falta de crecimiento espiritual.
- Un Llamado a la Acción: La parábola puede servir como un llamado a los creyentes para que evalúen sus propias vidas y se pregunten si están produciendo fruto en su caminar con Dios. La idea de "cavar y abonar" sugiere que a veces es necesario hacer un esfuerzo adicional para fomentar el crecimiento espiritual.
En resumen, esta parábola resalta la importancia del arrepentimiento, el crecimiento espiritual y cómo la misericordia y la gracia de Dios ofrecen oportunidades para cambiar. Es un recordatorio de que, aunque Dios espera frutos de nosotros, también está dispuesto a darnos tiempo y recursos para que podamos cumplir con esa expectativa.